Rosa Díez, que maneja la sucursal asturiana de la UPyD con mano de hierro, le quitó los galones a Ignacio Prendes

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Por Blogsfero

La agencia EFE difundía a las 20:41 del pasado sábado día 2 de noviembre, un despacho sobre el nuevo Consejo de Dirección salido del congreso que celebró la UPyD en Madrid, ese fin de semana, del que se hicieron eco todos los medios digitales nacionales, en el que se afirmaba que en la «Ejecutiva» entraban dos caras nuevas «del círculo más estrecho de Rosa Díez»: Andres Herzog, abogado de UPyD y autor de la querella contra exconsejeros de Bankia, y Ramón Marcos, diputado en la Asamblea de Madrid y a su vez anuciaba que «los únicos que no repiten son el portavoz de UPyD en Asturias, Ignacio Prendes, que sí figuraba en la candidatura de Díez, y Antonio Ballesteros«.

La Agencia EFE no trasladaba correctamente la información, explicando que lo que denominaba la «Ejecutiva» es en realidad el grupo de ocho cargos del Consejo de Dirección, que presididos por Rosa Diez, forman la élite directiva de este partido, de la que hasta ahora era miembro el portavoz en Asturias, Ignacio Prendes, como Responsable de Acción Institucional, que se cayó de ese grupo, junto con Antonio Ballesteros, figurando en el nuevo Consejo de Dirección, como mero vocal. Así pues, a falta de una información correcta de agencia, los asturianos no se han enterado todavía de que a Prendes, Rosa Díez, acaba de quitarle los galones.

La defenestración de Prendes del círculo de máxima confianza en el órgano de dirección del partido que lidera Rosa Diaz con mano férrea, coincide en el tiempo con la ruptura del pacto de investidura del presidente socialista de Asturias, Javier Fernández, a cuya sombra Prendes adquirió gran notoriedad y predicamento mediático, especialmente en los medios controlados por Fernández, como la TPA -en la que hasta ahora fue el niño bonito-, o los que como La Nueva España comen en la mano de Javier. El subdirector de La Nueva España y vicepresidente de la Asociación de la Prensa de Oviedo, Alberto Menéndez, llegó a amenazar públicamente a Prendes, en su columna, con relegarle «fuera de los focos informativos», si se rompía, como efectivamente ha sucedido, el pacto de legislatura.

Que Ignacio Prendes estaba encantado bajo la protección de Fernández, porque así contaba con el amor mediático y la sobrerrepresentación que le otorgaban la TPA y La Nueva España, era algo evidente, tan evidente como la cara de pocos amigos y el disgusto que exterioriza desde que Rosa Díez empezó a lanzar advertencias desde Madrid, sobre la ruptura de un pacto con el que Prendes iba en moto. Eran otros tiempos y Prendes agredecía el cariño con la protección que él a su vez dispensó al PSOE y al PP, evitando que, como proponía Foro, y como era de ley, la Comisión Marea investigase la gestión de los ayuntamientos con los contratistas investigados por el juez Sorando, que es donde está el mayor pozo de corrupción que se oculta en Asturias, algo de lo que Prendes ni quiso oír hablar.

Que Prendes se caiga por los escalones del escalafón de la UPyD sería asunto menor, que en nada afectaría al resto de los asturianos, de no ser por el carácter sucursalista de la decisión adoptada por Rosa Díez desde Madrid, en apoyo de su proyecto político nacional, dejando a la UPyD asturiana en una desairada posición, de la que su portavoz es el mejor ejemplo, al esgrimirse como motivo para tanta conmoción, una reforma electoral, que a la enorme mayoría de los asturianos deja fríos, y que además ofende a los electores de las circunscripciones del Oriente y el Occidente.

Cualquiera aprecia sobrados motivos en la gestión de Javier Fernández y su Gobierno para romper un pacto de legislatura, pero éste que enarbola Díez, que sólo sirve para enaltecer la figura de la presidenta del partido magenta en Madrid, deja a la UPyD asturiana como mero comparsa del PP y del PSOE, los dos partidos que ya han demostrado sobradamente los resultados que los asturianos podemos esperar del sucursalismo político, del que Prendes se nos aparece ya como una víctima propiciatoria.