Por Juan Vega
Francisco Álvarez-Cascos desmintió siempre todas las informaciones y noticias que publicaba sobre él La Nueva España, que creía afectaban a su imagen. Su celo al respecto fue extremo en todo momento, a lo largo de su vida pública, llegando en muchos casos a desmentir cosas que no podían ser desmentidas, por ser ciertas, cuyo tratamiento no le gustaba, hasta bordear el comportamiento obsesivo o psicopatológico, por parte de quien asestaba fuertes mandobles a diestro y siniestro, pero no soportaba un rasguño en sus carnes.
En algunos casos consiguió el desmentido, y en otros no, pero siempre se acogió al derecho de rectificación, con especial empeño cuando se sintió injustamente atacado, llegando en numerosas ocasiones a recurrir a los tribunales para intentarlo. El envío del escrito de rectificación que establece la Ley, de forma previa a la vía judicial, se vio siempre acompañado de su publicación en la Web de Foro. Además escribía allí libelos anónimos en los que descalificaba, cuando no insultaba, a los periodistas «desafectos».
Algo ha cambiado. Una información publicada el pasado 5 de noviembre, firmada por Eduardo Lagar, con el titular «Cascos trabaja desde hace dos meses como asesor de una empresa de seguridad«, en la que se revelaba que tiene un trabajo por cuenta ajena como «abrelatas», no ha sido desmentida, puesto que la Web de Foro nada dijo al respecto. Tiempo ha transcurrido de sobra para hacerlo, y el plazo establecido por la Ley para rectificar se agotó hace días.
De acuerdo con esta información, y coincidiendo con la fase final de la traidora rendición al PP, con la artera entrega de Foro a Mercedes Fernández, sin consulta alguna con los afiliados que le quedaban, Cascos habría obtenido un contrato de una empresa de servicios que desarrolla buena parte de sus negocios en administraciones gobernadas por el partido de Mariano Rajoy.
Todo indica, y especialmente su revelador silencio, que Cascos ha sido recompensado con ese trabajo como «abrelatas», en pago a su traición, en línea con los más repugnantes «malvados» de la historia y los relatos míticos, como Efialtes, Judas, Vellido Dolfos, Fernando VII o Mata Hari. Lo contaba así Lagar:
Hace dos meses fue contratado como asesor por la empresa murciana de seguridad Magasegur, según confirmó un portavoz de la propia compañía a LA NUEVA ESPAÑA. Entre las funciones que el político asturiano desempeña para esta empresa se encuentra la asesoría para la expansión de Magasegur en todo el norte peninsular, no sólo Asturias, sino también Galicia, Cantabria y el País Vasco, comentaron las mismas fuentes.
¿En qué consiste «asesorar» a una empresa que busca contratos en administraciones públicas? Los contratos los hacen los abogados, el análisis económico para las ofertas economistas y contables, los pliegos técnicos los elaboran entre todos ellos, con expertos en seguridad. Sólo queda un asesoramiento posible, el mismo que Joaquín Fernández prestaba a Aquagest.
Para que no quedase ni una sóla duda, Lagar dejaba escrito, en letras de molde nunca desmentidas, lo que sigue. Es cierto que todo el mundo necesita vivir, especialmente si arrastra muchos compromisos económicos en su entorno personal, pero la política exige una cierta grandeza, un mínimo desprendimiento, vocación de servicio. Lo del contrato de Cascos con Megasegur, da asco, y salta a la vista que a estas alturas no tiene la menor intención de desmentirlo:
Magasegur presta sus servicios a numerosas administraciones públicas, tanto locales, autonómicas como la estatal. La gran mayoría de ellas, en manos del PP. Según datos del Boletín Oficial del Estado o de anuncios en boletines de distintas comunidades autónomas, el último contrato de vigilancia que Magasegur recibió, fue en febrero de este año. Está valorado en 1,1 millones de euros. Corresponde a la Consejería de Educación de Madrid, por entonces aún con el gobierno regional en manos de Esperanza Aguirre. En este ejercicio, también asumió la vigilancia de la sede de la Tesorería de la Seguridad Social y unidades dependientes en Málaga (473.000 euros) y diversas dependencias municipales y autonómicas en Murcia (176.000 euros). En total, la facturación a distintas administraciones públicas ascendió a 1,8 millones de euros en 2015.
A Joaquín Fernández lo contrató Aquagest para que allanase políticamente el camino para los negocios del Grupo Aguas de Barcelona en Asturias. Ahora se están viendo las interioridades de su actuación. Que Cascos trabaje de «abrelatas» para el PP, traicionando de manera vil a sus seguidores y a los votantes de Foro, no sólo le degrada a él, sino que contribuye a incrementar el perfil perverso y corrupto del partido de Mariano Rajoy, Mercedes Fernández, Gabino de Lorenzo y Agustín Iglesias Caunedo, un personaje sobre el que Cascos y su reducido grupo de mercenarios no han dicho todavía ni palabra. ¡Normal! ¡Qué van a decir!